"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas."- Pablo Neruda.

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martes, 20 de diciembre de 2011

Dije: me desnudo ante mi.


S
uponer lo incorrecto, y admitir lo inimaginable…

El miedo nos encoje en una bola deforme de tal forma que no parecemos nosotros mismos. Nos abraza mientras apuñala por donde más le gusta. Por la espalda, por el pecho, debajo de la clavícula, donde sea. También logra de una forma demasiado audaz paralizarnos, y no dejarnos ser capas ni siquiera de que nuestros mechones escurridizos se muevan al par del viento. Nos hace sentir miserables por no poder ir contra él. El y su coronita invisible que representa poder. El y su grandeza que se alimenta de nuestros trozos de ironía, sin una pizca de justicia.
Creo que es comprensible y una especie de paradoja, temerle al miedo. Pero…¿Es posible tenerle tanto miedo, al igual intensidad como si fuera algo malo, a algo que nos hace bien? .
Quizás sea la excepción; pero si hay algo que generalmente repiten escritores que no llego ni a sus zapatos, esos que están un tanto gastados de tanto caminar, es que…Toda excepción, tiene un par.
Lo admito, le tengo miedo a que me quieran.
Patético, cruel, desgastador y casi tan paralizante como el miedo mismo. O aun peor, porque no hay nada más toxico que tenerle miedo a algo que cualquier persona con dos neuronas sabe que te hace bien. Nada peor que tenerle miedo a algo que ilumina lo mejor de nosotros, aun si esta muy escondido. Que nos convierte en pequeños chocolates, llenos de dulzura y pasión. Nada peor que hablar de un miedo, venderlo, explotarlo en cuadernos o en pequeños trazos o puntos de pinturas; cuando no podes ni siquiera acercarte.
Lo admito…Hay miedo, a que me quieran, a querer hasta sin tener fuerzas, a que una sonrisa haga que se dibuje una en mi rostro, a admitirme cosas, a mostrarme tal cual soy con otra persona, a quererla aun con todos sus errores, a que acepte los míos, a que escuchen mis problemas, a que me ayuden, a que vean lo mucho que a veces  duele sentir cosas que no quiero.A que descubran que no soy lo que pensaban armar, a descubrir que todo lo que alguna vez quise y oculto que quiero nunca va a llegar. A que me vean llorar y quieran limpiar el agua salada que se escapa por mis ojos, a que quieran quedarse dentro de mi corazón y nunca mas irse, a querer estar con una persona por siempre, a los tiempos, a los cambios, a no saber si esto que estoy sintiendo últimamente es lo correcto, a no saber descifrar lo que me muestra el reflejo, a olvidarme de todo lo que alguna vez me hizo bien.
Hay miedo…
Pero también, hay tantas ganas de sacármelo todo de enzima, que el miedo…Esta empezando a temerse.

2 comentarios:

  1. Demasiado hermosa esta entrada.
    Tal vez nos llenamos de miedo al sentirnos queridas y al tener el impulso de querer infinitamente porque ya lo hicimos bien y no nos fue como quisimos. Sabes? Cada experiencia de amor.. de lo que sea, es distinta y todas nos traen consecuencias y enseñanzas distintas. Sácate ese miedo que tienes y así tu vida será muchísimo más provechosa. Vivir con miedo a lo que te hace bien - tu muy bien lo dijiste- no es vivir. Todos los días nos levantamos con la obligación de correr riesgos, de que se nos dibuje una sonrisa en la cara o que nos salgan lágrimas de nuestros ojos.. pero eso es la felicidad y la tristeza que hacen parte de la vida misma.
    Un beso de parte de "Te regalo mi locura"

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    1. No se porque carajo nunca lei este comentario, es hermoso!.Sos una genia.

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Tu única obligación en cualquier período vital consiste en ser fiel a ti mismo.

Richard Bach