Hay una gran diferencia entre querer sentir algo, y sentirlo de verdad.

No puedo fingir que esta todo bien, no me sale, nunca me salio. O por lo menos no enfrente de personas que me conocen tan bien como vos (por dar un ejemplo, no te sientas más importante de lo que ya sos).
En definitiva jugar con sentimientos o analizarlos es una perdida de tiempo, no sacamos nada, es una inestabilidad emocional realmente jodida.
Es que los sentimientos hacen que te asustes si los sentís con demasiada profundidad, asustándote cuando  algo que antes era tan ordinario y común ahora lo ves…Tan ordinario y común que te termina provocando algo (no hablo del susto, aunque entra en una parte). Te paralizan cuando notas como por un segundo, en un puto pestañeo, una persona ya no la vez de la misma forma. Porque por arte de magia, todo el alrededor se acopla a su aura imperfecta, y hace que sus miles de frustraciones salgan volando y a vos…Te provoque una oleada de sensaciones incontrolables y imposibles de traducir. Te dejan dibutativa, los sentimientos, hacen que parezcamos muy vivos, y sentirnos muy vivos, nos gusta si, claro…Pero a veces, sentirnos demasiados, y con tanta energía asusta. Y asusta más cuando no encontramos la razón.
Y ni hablemos cuando no somos capaces de entenderlos (Que es casi siempre en mi caso) o…Sentirlos. Porque hay veces donde parece que no sentís nada, que sos un vació, que no importa lo que entre o salga no lo sentís. No reaccionas. Que todo te da igual, existir o no hacerlo. Y es porque, no sentir nada duele casi tanto como sentirlo todo.
Por esto mismo, no me gusta jugar con sentimientos pero…Debo admitir mi pequeño vicio. Me inspiran, el dolor me inspira y me lleva a un lugar donde varias veces me gusta recorrer con música de fondo un podo extraña. Pero…Eso no quiere decir que quiera esto. No lo quiero. Ni siquiera por una inspiración equivalente a un libro de 800 paginas.
Los sentimientos son raros, escurridizos, molestos, poco disimulados, rebeldes, embusteros. Y es justamente por que son sinceros, puros…No por su bondad o maldad, si no hablo de que son puros, porque van al grano…( repito, sacando excepciones como los míos).
Son Escurridizos, por que siempre quieren salir a la luz, no importa que tanto se la ocultes. Molestos por que, aun ocultándolos y bloqueándolos, van a lograr de alguna forma llegar a tu inconciente y dejarte pensando eso, que no queres pensar. Poco disimulados, porque son impulsivos, no les gusta disimular. Rebeldes por que salen en el momento menos oportuno, y no te dan ni tiempo para pensar alguna frase para salvarte del hundimiento y…Embusteros por que hacen que nos creamos sensaciones que a veces no son.
Aunque en esa parte no les hecho la culpa…A veces cuando sentimos algo muy fuerte, y lo ocultamos, la energía es tan pero tan grande, que la otra persona lo siente. Y…Si esa persona confía ciegamente en nosotros, y nunca se le ocurrió vernos de esa manera y ni siquiera sospecha que nosotros la vemos así, puede pensar que esta empezando a vernos así cuando en realidad…Siente lo que nosotros ocultamos. Y acá…Acá empieza un gran estado, ciclo o como quieran llamarlo. Donde los sentimientos empiezan a explotar o reprimirse, donde empiezan a deformarse…A perder la orbita. A dejarnos perplejos por su nueva apariencia…Es acá, donde ya nada tiene sentido. Donde no entendes que sucede en tu cabeza, donde empezas a sospechar que necesitas una internacion urgente.
Es acá la etapa donde la subsestibilidad juega su rol principal y leemos frases como “No importa cuantas veces te lo repitas negando, si tu corazón lo siente es por algo” y no sabemos como reaccionar.