No creen en la reencarnación, ni en los zoombies. Pero puedo asegurarles, con la misma certeza con la que digo que su boca sabe a chocolate, que existen. Vi a sus zoombies de ficción en esta realidad, unos muertos en vida. Con ojeras, con su cabeza cabizbaja, con su paso lento, pausado, torpe y sin sentido. Vi como la monotonía de su vida se burlaba de ellos salpicándole soda helada en la cara. Lo se, y no miento...No había ninguna sustancia extraña o adictiva en mi cuerpo cuando observe eso.
También, les aseguro que la reencarnación existe, el morir y volver a nacer, es más común de lo que imaginamos, y más atractivo que el cielo. Y lo se, porque lo sentí en carne y huesos. Yo fui un desastroso zoombie, hambriento de cerebros, morí en mi intento de sobrevivir intentando ser otro zoombie solo que más arreglado, y luego...Simplemente nací. De una forma, absurda, risueña, extraña y sin sentido. Una luz me señaló, pero no era dios...Era un rallo de sol. Que delataba que esa mañaba, era un nuevo día
También, les aseguro que la reencarnación existe, el morir y volver a nacer, es más común de lo que imaginamos, y más atractivo que el cielo. Y lo se, porque lo sentí en carne y huesos. Yo fui un desastroso zoombie, hambriento de cerebros, morí en mi intento de sobrevivir intentando ser otro zoombie solo que más arreglado, y luego...Simplemente nací. De una forma, absurda, risueña, extraña y sin sentido. Una luz me señaló, pero no era dios...Era un rallo de sol. Que delataba que esa mañaba, era un nuevo día
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