"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas."- Pablo Neruda.

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miércoles, 27 de julio de 2011

Regalaba sonrisas de metal.-


S
eguía sentada en el mismo lugar de siempre, solamente que hoy estaba más acompañada. Cerca mió se encontraba un señor tirado en el suelo, que mostraba aires a ser bastante simpático y audaz. Estaba haciendo una escultura con metal, con un nombre que no podía del todo descifrar. Su aparecía era bastante decadente tenia que admitirlo, zapatillas rotas que delataban sus pies desnudos, cabeza casi sin pelo, ropa que parecía ser tironeada por los perros, y un par de manchas de gasolina por su rostro; pero aun así lo encontraba mas confiable que personas que me solían rodear a diario. De hecho cualquier desconocido podía parecerme más agradable que esos idiotas.
Volví a ponerle atención a mi libro cuando el señor levanto la vista, mi idea no era incomodarlo; pero al parecer quedarte viendo una persona sin pestañar y  demostrar por tus gestos que la estas describiendo en tus pensamientos era una gran forma de incomodar a cualquiera. El señor, que note que también tenia otras cosas de metal cerca suyo, se levanto pero al revés de mis su pociones no se alejo, de hecho se fue acercando hasta donde estaba yo; que estaba intentando sacar a luz mis dotes actorales, que los había utilizado una vez (y hace mucho), para fingir que estaba leyendo.
Esta vez el empezó a observarme, y con menos disimulo que yo. Por un momento me sentí casi alagado y luego sentí miedo, bastante; si hay algo que aprendí de las apariencias ( y hasta las suposiciones) es que engañan… Fui acercando mi mano al bolso para buscar algo que me ayude a defenderme por si las dudas, pues tengo ese pequeño trauma de que cuando una persona se te acerca es por que en definitiva te va a sacar algo. Y talvez es por que cada persona que conocí, se fue pero antes no se olvidaba de robarme algo, lo que fuera.
El volvió a mirar mi estado, y cuando estaba apunto de decir algo, note que había terminado la escultura de metal. Tenia una clave de sol que estaba enganchada por una larga línea de metal con un par de ondas, después de terminar las ondas aparecía un nombre. Victoria… Mi nombre y alado, un pequeño corazón. Me quede tan espantada, que ni siquiera recordé  como utilizar las palabras.
Solté el libro, y volví agarrar mi bolso, supongo que debería pagarle por el obsequio, supongo que ese era su sueldo. Agarre la billetera, y el hombre me miro sorprendido, casi ofendido. Preferí guardar la billetera pero conservar el dinero en la mano. El hizo un gesto rechazando de cualquier modo mi acción y luego digo algo así como ”La gente como vos debería estar siempre sonriendo”.Calculo que gente como yo se refería a ese tipo que esta en búsqueda constantemente una felicidad bastante lejana y que hace que la de ahora sea insatisfactoria, o ese tipo que le urge la necesidad de encontrar a una persona con la cual compartir sus aventuras, sus anhelos, sus mas profundos secretos…Sus sueños. O quizás ese tipo de personas que suelen ser desconfiada pero a la vez ciegamente creyentes aun si hubo una mentira de por medio, o ilusas como pueden llamarlas a menudo.
Curiosa, y llena de interés volví a recuperar las palabras. Talvez las pudiera haber usado para algo mas interesante que un por que, pero en ese momento fue lo único que se me ocurrió, lo único que quedaría en lugar a tales palabras que para otra persona, quizás no tuvieran sentido. El señor, que acerco su mano al libro para tomarlo, devolvérmelo y sacarme el  dinero de la mano para usarlo como señalador, contesto “No hay cosa más hermosa, ni mapa más seguro, ni lugar más reconfortante que una sonrisa”



1 comentario:

  1. es el regalo mas lindo que me has echo >.< miendo el segundo el primero es ser tu socia :3 te amo socia perfecto como siempre! si sigues asi quedaré desempleada y no discutas ¬¬ siiiiii!!!! quedare desempleada <3

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Tu única obligación en cualquier período vital consiste en ser fiel a ti mismo.

Richard Bach