El problema no es el tìtere,si no quien se adueño del tìtiritero

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El sonido que lanzaba mis parlantes llegaba perfectamente a mis odios. Y las ondas sonoras chocaban con la capa de piedra que cubría mi corazón, dejando que por lo menos escuche un poco de lo que más le apasiona, la música.
Las imágenes empezaban a moverse en mi mente, como un perfecto musical. Yo simplemente me animaba a leer los diálogos y acordármelos como si ya supiera que papel iba a tomar.
Los colores empezaban a mezclarse y pelearse, es que siempre discuten por lo mismo. El negro, con su sensibilidad, detesta que lo comparen con el gran ego del Blanco. El rojo pelea con el azul, ya que el azul estuvo llorando a mares por un corazón, mientras que su rival simplemente se quejaba de que estropeaba el momento. El amarillo peleaba ferozmente con el verde, odiaban que los daltónicos confundan sus belleza. Y los demás colores, que nunca termino de definir bien, simplemente discutían bailando con las paredes que los enceraban.
El volumen de la música aumento, haciendo que el silencio del lugar este obligado a hablar. Las paredes empezaban a moverse fríamente, y las botellas de vidrio estaban cubiertas con etiquetas culposas .Y las burbujas adictivas sobresalían de ellas, manteniendo silabas poco entendibles.
La música simplemente llena vacíos incomprendidos, nos hace sentir seguros, aceptados, protegidos ese tipo de cosas que tanto necesitamos los locos. Y ni hablemos de lo cómodas que se ven los parlantes cuando una danza, sin sentido alguno, empieza acompañarlos, mientras que personas, objetos, colores, electrodomésticos, promesas nunca cumplidas, empiezan a arman todo un circo.
Un ruido tembloroso hizo que vuelva a mi realidad, que para ser sincera mucha diferencia no hay con el lugar que hace poco estaba.
-Siempre escribiendo?-pregunto sentándose en el asiento libre que siempre reverso para ella en todas las mañanas.
- Siempre puntual?-ironice riendo.
-Estas de humor- apunto extrañada.-Eso me agrada.
-Y desde cuando te agrada verme bien?-pregunte sin mirarla a los ojos. La simple idea de volver a hacerlo, me aturdía. El poder que tenia sobre mi era doloroso.
-Por que la agresividad.-Protesto abrazando mi espalda.-No soy ningún monstruo -comento, mientras de reojo observaba como se  asomaba una mueca en su rostro. Eso estuvo apunto de paralizarme.
-Eres peor que eso-dije con voz envenenada.
-Tienes razón.-lo pensó.-Soy peor que eso.-Dijo parándose del asiento donde me acompañaba. Las voces empezaron a golpear a las paredes y el piso empezó a mover las líneas que lo dibujaban. Ellas estaban  perdiéndose.
" mierda"- pensé en voz alta.
-Soy peor que eso-suspiro haciendo que mi vista se fije completamente en su rostro. Y al ver sus ojos... ni siquiera puedo explicar que ocurrió en ese pequeño segundo donde mi mente, nuevamente, colapso.
-Por que será que las segundas partes siempre son mejores pero tan despreciadas y criticadas?-pregunto sin respetar mi espacio personal.-Por que será que son siempre admiradas?-pregunto llegando justo al punto donde quería ir.-Por que siempre terminas hablando sola?.-pregunto sosteniendo mi pera, haciendo que los colores de nuestros ojos se mezclen a tal punto de pelear por sobrevivir.
Pobre colores... si supieran que nuestra relación es de mutuo acuerdo, ella sin mi no sobrevive y yo sin ella,...Yo sin ella, estaría perdida, sola… auque por dentro la odie, la odie por ser quien es y no tener miedo de cuanta gente llegue a dañar con sus explosivos y toxicos impulsos.Aparte si quisiera acabar con ella... seria una digna autodestrucción.Y... ella no se merece tanta atencion, ni yo.